Las dunas de Merzouga, el desierto del Sahara

En nuestro viaje a Marruecos no podía faltar visitar el desierto. Llegamos al desierto en 4×4 y una vez allí tuvimos que dejar el todoterreno y cambiarlo por camellos/dromedarios para poder adentrarnos en las dunas. Las visitas más turísticas llegan a orillas del desierto y realizan una pequeña excursión a pie o en dromedario. Después, los turistas se quedan a dormir fuera del desierto de dunas aunque en la línea de todo nuestro viaje por libre a Marruecos, nosotros optamos por dormir en el interior.

Dormir dentro del desierto de dunas fue una experiencia increíble. Pudimos levantarnos antes del amanecer, subir a una duna de más de 150 metros de altura y tomar las fotos de este artículo. Con la luz del amanecer, la arena del desierto toma un color rojizo espectacular y a medida que el sol asciende, el color es más amarillento. En las distintas fotografías podéis ver como cambia el color de la arena a lo largo del día, fijaros que la arena de la segunda foto es mucho más clara. En esta foto prácticamente no hay sombras, dado que el sol está en su punto más alto. Hay otro factor que influye en el color de la arena, la antigüedad. Cuanto más antiguo es el desierto, más se ha oxidado la arena y mayor es el color rojizo de la misma. La primera foto, con independencia de la hora, corresponde a una zona más antigua que la segunda.

Nuestro viaje a las dunas de Merzouga (en el noroeste del desierto de Sáhara) comenzó en Marrakech, de ahí partimos hacia Zagora, pasando por la famosa kasbah de Ait Ben Haddou, a 200 km de Marrakech y unos 30 de Ourzazate (con sus famosos estudios de cine). De ahí a través del valle del Draa llegamos a Zagora, «La puerta del desierto». Desde Zagora emprendimos la ruta hacia Tazzarine y finalmente al mar de dunas de Merzouga (Erg Chebbi). El viaje lo hicimos en 4×4, pero para adentrarnos en el desierto de arena sí que contratamos guías.

La mayor parte del desierto del Sáhara (y de cualquier desierto en general) es una hamada. Es un desierto pedregoso, árido y con muy poca arena. Las hamadas existen en contraste con los ergs, las zonas de dunas o región arenosa de un desierto. Los vientos predominantes de cada región determinan en que parte de la extensión del desierto se van a acumular las dunas. La mayor hammada del mundo de es la hamada del Draa, desierto del Sahara entre Marruecos, Argelia y el Sáhara Occidental. En el desierto del Sáhara las áreas de hamada representan casi tres cuartas partes. Pero como podéis ver en las fotos, nos hemos centrado en ese 30% restante, el desierto de dunas de arena.

Como he comentado, cuando llegamos a la orilla del desierto, tomamos los dromedarios y nos adentramos varias horas hacia el interior. Llegamos a nuestro destino cuando la noche era ya cerrada y el paseo nocturno en dromedario fue toda una aventura… Pero aunque andar de noche por las dunas del desierto es una experiencia que me gustó pero que no estoy seguro de poder recomendarla, porque uno de los dromedarios se cayó y una de nuestras compañeras tuvo que volver a los 4×4 al día siguiente.

En la foto superior están las haimas en las que dormimos, junto con algunos hombres de azul del desierto, que estaban construyendo este asentamiento semi-permanente. Con ellos compartimos el té junto a una hoguera nocturna.  Y para despedirnos, esta foto de nuestra sombra, tomada en una duna de 150 metros de altura, al amanecer.

Después del desierto de dunas de arena volvimos a coger un 4×4 y pasamos unos días en el desierto pedregoso, en la hamada del Draa, con una familia de bereberes, formada por un marido, dos mujeres y muchos niños, pero… eso es otra historia que contaré otro día.

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