Torres del Paine. Refugio Paine Grande a Refugio Grey y Mirador Grey, y vuelta
Os voy a hablar de mi última jornada en el Parque Nacional Torres del Paine, en mi viaje a Chile. Aunque el día es largo, y con desnivel total alto, debo estar de vuelta a tiempo para subir al catamarán que me llevará a Pudeto, donde tomaré un autobús para volver a Puerto Natales esta misma tarde. Mi idea es llegar hasta el Refugio Grey, pasando antes por el primer Mirador sobre el Glaciar Grey, y según la hora y condiciones del tiempo decidir si sigo hacia el segundo mirador (primero para el personal del Refugio Grey), e incluso al tercero.
El Refugio Paine Grande, del que salgo hoy es una instalación moderna, muy frecuentado por el número de habitaciones y porque a su lado está el camping más grande que he encontrado hasta ahora en la zona. Ese volumen de personas hace que la atención (bar, restaurante, servicios generales,…) sea algo inferior a la que he encontrado en otros refugios más pequeños, pero de ningún modo puedo calificarla de mala. En conjunto los diferentes Refugios por los que he pasado merecen una calificación muy alta, bastante superior a la habitual en los refugios europeos de montaña.
Me levanto pronto y dejo la mochila en un depósito, lo que me permite hacer esta etapa con muy poco peso a la espalda, e inicio la marcha hacia las 7,30, con muy poca gente en los senderos todavía. Al poco de salir empiezo a notar que el día va a ser muy ventoso (ya me habían avisado de que en la parte media y final de esta etapa estaría expuesto a vientos muy fuertes). La primera parte de la ruta, en suave ascenso, discurre por un valle en dirección noroeste, por una zona de estepa y matorral; al cabo de poco más de media hora la senda empieza a ascender más agresivamente, con vistas cada vez más notables a las cimas del entorno, y alcanzo la Laguna de los Patos, un lugar muy bonito en el que el viento de cara es muy fuerte y me desequilibra en ocasiones, además de enlentecer mi marcha.
Sigo mi camino y un cuarto de hora después, desde un alto en la senda, comienzo a ver el Lago Grey. Su nombre me parece totalmente merecido; sus aguas son grises por llevar grandes cantidades de productos de origen glaciar en solución (en algunos sitios el glaciar arrastra tantos minerales que el aspecto de las aguas se denomina de leche glaciar), y en algunas bahías más resguardadas veo témpanos de hielo procedentes del glaciar. Las vistas, impresionantes, seguirán siendo muy notables durante el resto del trayecto.
Unos 20 minutos más de marcha me permitirán llegar al Primer Mirador sobre el Glaciar Grey. Un señor inglés está contando a un grupo de americanos que llegan unos metros antes que yo que unos pocos minutos antes había un puma caminando por la orilla del lago, a pocos metros del lugar donde nos encontramos. Las vistas, como en toda esta parte, son maravillosas; al otro lado del lago y al fondo, el glaciar Grey, todo está dominado por el Campo de Hielo Patagónico Sur, y los picos que rompen aquí y allá el blanco manto de hielo; los glaciares parecen incontables.
Aquí comienza la parte que considero más dura, por el viento y los constantes sube y baja, a pesar de que en algunos puntos el bosque y abrigos rocosos ofrecen cierta protección. Esta es una zona en la que, al parecer, es frecuente ver pumas y otros ejemplares de la fauna local, pero no tengo esa fortuna (o, tal vez, he tenido la fortuna de no verlos). Diversos barrancos con ríos, de los que el más notable es el Río Olguín, de recorrido muy corto pero que lleva una considerable cantidad de agua procedente del Glaciar Olguín, se atraviesan en mi camino antes de que alcance el Refugio Grey.
Ya es casi mediodía. He tardado algo más de 4 horas en hacer un recorrido previsto de 3 horas y media, y el horario empieza a apretar. Entro en el Refugio, con excelentes instalaciones (parece un bar-restaurante urbano, nuevo y muy limpio) y como y bebo algo en pocos minutos. Cuando acabo pido datos sobre la subida al segundo y tercer miradores, y me informan de que el primero está a unos 20 minutos, pero que para el siguiente necesito una hora más. No dispongo de ese tiempo, así que decido ir hasta el primero de ellos, pasando por las instalaciones del camping y la entrada a la zona de embarcadero; aquí el bosque me protege del viento y avanzo rápido, en menos de un cuarto de hora llego al mirador, donde encuentro un espectacular iceberg de hielo azul, varado en la bahía situada a los pies de la ladera, y desde donde tengo excelentes vistas a la isla de Nunatak, el glaciar, las montañas y el Campo de Hielo.
No me detengo mucho, inicio pronto el regreso y ahora el viento me ayuda a progresar, de modo que deshago con rapidez el camino hecho bastante penosamente durante toda la mañana. Cuando llego de vuelta al Refugio y mido el tiempo utilizado este se ha quedado en 3 horas para deshacer lo que a la ida necesitó poco más de 4 horas y media en total.
Esta es la ruta que he subido a wikiloc
El resultado es que me queda tiempo para comer algo, recuperar mi mochila y dirigirme al embarcadero para tomar un catamarán con salida anterior a la prevista. Durante el tiempo de espera, en la cola, comenzó a llover, pasando poco después a nevar por un momento. Los cambios de tiempo en esta zona del mundo son realmente muy rápidos y muy marcados; estar a 20ºC y con un sol radiante en un momento no impide que una hora más tarde tenga un fuerte vendaval, o se ponga a nevar. Téngalo en cuenta si quiere venir.
Al final, llega el barco, del que desciende un pequeño número de personas y embarcamos todos los que cabemos; unas 20 personas se quedan fuera, y tienen que esperar al siguiente barco. El agua está muy rizada porque el viento sopla a mas de 80 km/hora, pero el catamarán no parece enterarse mucho y la travesía es bastante cómoda. En su trayecto el barco se dirige primero hacia el sur, para virar luego hacia el este, y de nuevo hacia el norte, recorriendo prácticamente la totalidad del Lago Pehoe.
Las vistas al Paine Grande y los Cuernos son muy bonitas, pero el traslado nos depara aún una sorpresa más: poco antes de girar hacia el este para amarrar en el muelle de Pudeto, con espacio para un barco, vemos un desfiladero a nuestra izquierda en el que hay una gran catarata. Es el Salto Grande del Río Paine, en su trayecto desde el Lago Nordenskjold hacia el Lago Pehoe, desde el que seguirá hacia el Lago Toro.
Nuestro autobús está esperando,…., convenientemente cerrado. Al cabo de una hora llega un autobús de Puerto Natales o, tal vez, Laguna Amarga, y de el se baja el conductor del autobús que debo tomar. Somos pocos y cargamos bultos y ocupamos nuestras plazas con rapidez, pero el autobús sigue parado 45 minutos después de la hora oficial de salida.
Entonces llega un nuevo catamarán, con los últimos pasajeros, completan la carga y salimos. Un par de horas más tarde llego a Puerto Natales, reservo una mesa en un restaurante, me doy una rápida ducha y me pongo ropa limpia, para «disfrutar» de nuevo de la civilización. Una buena cena en Angelica’s, lugar muy recomendable, pone el punto final a mi viaje al Paine. ¡Una experiencia inolvidable!.
Wikilog: La ruta es larga y la pendiente total moderada-alta, pero la calificación de difícil, que considero inevitable, se debe sobre todo al viento y las limitaciones de horario; sin esos dos factores mi valoración sería de moderada. Una etapa bellísima, aunque la del día anterior (Los Cuernos-Paine Grande) sea para mi la etapa reina de la W del Paine. De esta os hablaré otro día.